POV : Cecilia Hernández
Liam apretó los labios y frunció el ceño, como si tratara de descifrar una respuesta que le doliera aceptar. Me miró con una mezcla de incredulidad y reproche que casi me hizo retroceder.
—¿Pero cómo has decidido algo así? —dijo, la voz gruesa—. ¿Que no sientes rencor por todo lo que te ha hecho ese pedazo de escoria?
Su pregunta fue un golpe directo. Noté en sus ojos el fuego antiguo, la urgencia de un hombre acostumbrado a respuestas más sencillas: sí o no, culpa o venganza. Él no concebía que alguien pudiera elegir fuera de ese esquema. Sentí mi pecho comprimirse; había esperado ese asalto, pero no la violencia con la que lo formuló.
Lo miré de frente. No buscaba suavizarme para gustarle ni justificaba mis motivos. Hacía apenas unos minutos había sentido la rabia subir, caliente y pura, como una llamarada que pedía acción. Pero también sabía quién era —quién quería ser— y ese conocimiento clavó una barrera entre mí y la barbarie.
—Sí —respondí, con la voz m