POV: Liam Azacel
Volví a la mansión cuando el cielo ya estaba teñido del azul metálico del amanecer. Habían pasado horas desde que encontré el auto abandonado, horas siguiendo rastros que no llevaban a ningún sitio, horas sintiendo cómo mi paciencia y mi cordura se desgastaban como papel mojado.
Cuando crucé las puertas principales, nadie se atrevió a decir una palabra. Ni mis hombres, ni el personal, ni siquiera los guardias que normalmente me saludaban con firmeza. Me miraban como si la furia me corriera por la piel, como si pudiera estallar en cualquier momento. Y quizá tenían razón.
Me dirigí directo hacia la habitación de Cecilia. No sé por qué. Tal vez porque todavía olía a ella, porque allí podía intentar entender lo que había hecho, porque era el único lugar donde tenía una oportunidad de encontrar algo que me diera sentido a este caos. O quizá porque necesitaba sentir su presencia aunque fuera como un eco.
Empujé la puerta sin cuidado, y esta golpeó la pared con un estruendo