POV: Carttal Azacel
 El rugido del motor resonaba en mis oídos cuando llegué al hospital. La sangre hervía en mis venas, y cada latido de mi corazón era un tambor de guerra. Apenas estacioné, un mal presentimiento me recorrió el cuerpo. Todo estaba demasiado tranquilo, demasiado silencioso para un lugar donde debería haber calma y seguridad.
 Ethan ya me esperaba en la entrada, el rostro endurecido y las manos sujetando su pistola con fuerza. Se acercó a mí con pasos firmes, y sin necesidad de palabras, supe que algo estaba mal.
 —Carttal —dijo con la voz baja, apretada—. Nos tendieron una trampa.
 Mi mandíbula se tensó. Lo había sospechado desde el momento en que apartaron mi atención de Aslin. Apreté los dientes y caminé hacia la entrada del hospital, con Ethan siguiéndome a la par. Apenas cruzamos el umbral, el aire cambió. La tensión se podía cortar con un cuchillo.
 Pasillos vacíos. Luces parpadeantes. El olor a desinfectante mezclado con pólvora en el ambiente. Entonces los vi.