Mundo ficciónIniciar sesiónIsabella se detuvo, sorprendida, como si el mundo a su alrededor hubiera disminuido el ritmo solo para permitir que aquellas palabras penetraran hondo en su alma. El tono suave, pero firme, de Antonella llevaba consigo algo raro, un reconocimiento que no era solo cortesía ni educación, sino un gesto genuino, nacido de un lugar íntimo y silencioso. Era el tipo de cosa que no se pedía, que no se compraba, que no se forzaba.
La mirada de Antonella tenía peso y tenía luz. En ella, Isabella vio gratitud, aceptación… y quizá algo más: la esperanza de una madre que, durante mucho tiempo, temió no volver a ver a su hijo tan vivo.
Lorenzo, al percibir el significado de aquel instante, ajustó la mano en la cintura de ella, apretándo con la fuerza justa para que entend







