Valentina
Había algo devastador en ver cómo el rostro de Nicola cambiaba al escuchar esas palabras: "Alessandro lo mató".
Su cuerpo se tambaleó, sus ojos se cristalizaron y su respiración, aunque controlada, era pesada y forzada.
Mantuve una mano en su brazo, apretando un poco, un gesto silencioso que sabía que él entendía.
No le diría que se calmara. Conocía demasiado bien lo que significa perder a alguien de esa manera. No existían palabras capaces de suavizar ese tipo de dolor, y Nicola no era alguien que aceptara consuelo fácil.
Lo miré de reojo. Sentía el calor que emanaba de su cuerpo, la furia tan marcado en cada uno de sus gestos, y algo que reconocía bien: era el odio que nace del dolor.
La muerte de Vittorio no solo era una pérdida para él, sino un golpe directo a su orgullo, a todo lo que representaba como hijo y como hombre.
—La muerte de Alessandro será tuya, Nicola, —dije cuando todos quedaron en silencio, mi voz baja pero firme, como si fuera un juramento.
Alessandro m