Epílogo
Renzo esperaba en una de las sillas de la sala de espera, tamborileando los dedos contra su rodilla mientras miraba de reojo a su esposa.
Ella estaba a su lado, mirando una revista médica con una calma que él no lograba comprender... mucho menos sentir.
Aunque ya habían pasado meses desde que Gabriella le dio la noticia, seguía sintiendo que cada consulta era una misión de alto riesgo.
Gabriella bajó la revista y lo miró, como si pudiera leerle la mente. Su mirada suave contrastaba con el humor nervioso que él sentía en el estómago.
—¿Siempre tienes que parecer que estás a punto de iniciar la tercera guerra mundial? —bromeó, su tono ligero pero con ese deje de cariño que nunca fallaba en calmarlo un poco.
Renzo resopló, cruzando los brazos y recostándose contra el respaldo de la silla.
—No sé cómo puedes estar tan tranquila, amore. Es como si no te dieras cuenta de que vamos a tener dos bebés...
Ella sonrió, sin poder evitar la ternura que le provocaba verlo así: tan fuerte y