Valentina
—Está bien, —respondí con una sonrisa. —Una cena de compañeros suena bien.
Su sonrisa se agrandó al escuchar mi respuesta, y pude ver un brillo de satisfacción cruzar sus ojos. Daba la impresión de que no estaba acostumbrado a que la gente le dijera que no, y haberlo aceptado le había dado ese impulso extra de confianza.
—Entonces, paso por ti hoy a las ocho, —dijo, dando un paso hacia atrás. —Conozco un restaurante cerca del campus que tiene una excelente comida mediterránea. Te va a encantar.
Asentí, sintiéndome un poco inquieta por haber aceptado pero... Tal vez esto era justo lo que necesitaba: una noche normal, lejos de las locuras en las que estaba últimamente.
—Perfecto, nos vemos a las ocho, —respondí sin dejar de sonreír.
—Nos vemos luego, Vale, —dijo, dándome una última mirada antes de salir y perderse en el pasillo.
Mientras me dirigía hacia la salida, no podía ignorar esa pequeña voz en mi cabeza que me advertía que, aunque intentara mantenerme alejada, la sombra