Durante la cena, Luna Syrah los observaba con atención. Había algo en sus auras, algo invisible, pero poderoso que los unía.
Casi podía verlo: ese hilo invisible que solo las Lunas y Alfas sabían leer.
Un vínculo en formación… no completo aún, pero en evolución.
«Es porque aún no la ha marcado…» pensó.
«Debo ayudarles. A veces el amor necesita más que deseo para nacer fuerte. Sé de una antigua bruja que podría ayudarme a romper marcas malignas entre no destinados»
Entonces se puso de pie con su elegancia tranquila.
—Debemos realizar la ceremonia para unir a Elara a nuestra manada —anunció con tono ceremonial—. No será una ceremonia cualquiera. Siendo Alfa de Golden, Elara se unirá a Rosso sin abandonar su manada original.
Elara alzó la vista, impresionada.
Su corazón latía con una mezcla de sorpresa y gratitud. Por fin algo tenía sentido.
Ahora comprendía por qué nunca había sentido verdadera conexión con los Granate.
Su esencia estaba con ellos… pertenecía a Golden y ahora era la únic