Vuelvo a mi puesto de trabajo, mis piernas aún tiemblan y necesito calmarme antes de comenzar. Mía le está dando indicaciones a un grupo de pasantes, así que aprovecho ese momento para tomar mi neceser y dirigirme hacia el baño. Justo cuando estoy a punto de entrar, alguien me toma del brazo, deteniéndome.
Le doy una mirada a Brent, sigo furiosa y él lo puede ver, porque me suelta de inmediato.
—¿Qué demonios quieres? —pregunto, acariciando mi brazo donde su mano estuvo. Me ha dejado una sensación desagradable, ya su toque no es bienvenido para mí.
—Necesito que hablemos —pide.
Me niego de inmediato.
—No tenemos nada que hablar —insisto. —Solo mantente alejado de mí.
Me frunce el ceño, parece que está confundido por mi reacción, lo que no tiene sentido. Sabe lo que ha hecho, sabe que la ha cagado en grande.
—¿Por qué estás tan molesta conmigo? —pregunta. —Sé que la cagué, pero tú te acostaste con otro hombre también, así que estamos a mano.
Abro la boca, sorprendida y asqueada en par