Siento las manos de Andrew sobre mi cuerpo y abro los ojos de nuevo, para encontrarme con los suyos. Es tan precioso, sexy y coqueto, me ha hecho reír como nadie y ha sido un perfecto caballero. Me ayuda a levantar mi camiseta, dejándome expuesta. Mis pezones están erizados de nuevo, aunque esta vez no es por el frío, sino por lo caliente que estoy. —Me han estado volviendo loco toda la noche —murmura Andrew, refiriéndose a mis senos. Mi pecho sube y baja con fuerza, porque estoy agitada y respiro con irregularidad—. Lo único que quería era inclinarme y chuparlos —dice y a continuación, lo hace. Su boca es cálida y húmeda, succiona mi pezón y gimo fuerte, porque se siente exquisito—. Eres deliciosa. —¿Vas a dejarte tomar, Lauren? —pregunta, mi nombre en su boca nunca sonó tan bien—. Serás una chica mala y tomarás mi polla. Toma uno de mis pezones y los pellizca, antes de jugar con la punta de su lengua en ellos. Estoy ardiendo, todo mi cuerpo me grita para que me tome ahora. —
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