Mi mano temblaba ligeramente, un gesto sutil, pero que me daba el indicio del nivel de estrés que sentía. Era peligroso para una persona con trastorno de la ansiedad someterse a tanto estrés, pero no es como si pudiera dejar todo tirado e irme. La vida seguía, necesitaba pagar mis deudas, graduarme y convertirme en abogada, aun cuando por dentro todo fuera un caos.
Intenté enfocarme en el trabajo, respondiendo los mails, pero las palabras de Andrew resonaban una y otra vez, molestándome. Por fuera, intenté lucir normal, charlé con algunos pasantes e ignoré las miradas de perro abandonado de Brent. Hoy más que nunca necesitaba reforzar mi fachada. El sonido del intercomunicador me sacó de mi ensimismamiento.
La voz odiosa y prepotente de Lexi sonó a través del aparato.
—Lauren, ¿ya tienes el número del agente que te pedí? —preguntó, por supuesto, sin dar los buenos días—. ¿Y qué hay del informe del caso Williams? Aún lo estoy esperando y no me gusta esperar.
Puse los ojos en blanco, s