—Las palabras se difuminan cuando mis ojos se llenan de lágrimas. Todo el color drena de mi rostro, palideciendo. El teléfono resbala de mis manos y cae en el cojín con un sonido seco. Comienzo a temblar, el aire escapa de mis pulmones y sé lo que se avecina, aunque ya no puedo detenerlo, es demasiado tarde.
Mi mente viaja al pasado, los recuerdos dolorosos que intenté enterrar en el olvido vuelven para destruirme, para arrasar conmigo de nuevo. Llevo mis manos a mi pecho para intentar respirar mejor, pero es inútil, sigo sintiendo que me asfixio.
Andrew se da cuenta. A través de mis ojos llenos de lágrimas, veo la expresión en su rostro, la de preocupación y algo más profundo.
—Lauren, ¿qué pasa? —pregunta, pero su voz se escucha lejana. Estoy metida en mis dolorosos recuerdos, estoy de nuevo en ese lugar oscuro, frío y angustiante.
Se arrodilla ante mí y me examina.
—Lauren, mírame.
Niego, mi respiración es ruidosa y agitada, me duelen los pulmones, pero todo eso es superfluo en com