Flor Pérez, una chica de 23 años que, luego de 3 años de matrimonio, decide recuperar su libertad tras, finalmente, darse por vencida y entender que su matrimonio, siempre fue una farsa. Habían sido 3 años de un matrimonio que aceptó con alegría y mucho entusiasmo, aunque nadie le dijo que todo era un engaño. El hombre del que ella estaba profundamente enamorada desde los 12 años no era un príncipe, era un hombre frío y sin sentimientos, al menos no para ella. 3 años de matrimonio bastaron para que su corazón, ilusiones y sueños de formar una familia, se vieran poco a poco apagados, tras las múltiples infidelidades de su marido, los desplantes y los innumerables recordatorios de que no era amada y que solo había sido un ancla en la vida perfecta de Christian Walker. Christian Walker, con sus encantadores ojos azules celeste, era un hombre que no prometía nada, pero que te hacía soñar con todo. Él no buscaba compromisos, era hombre de una sola noche, las mujeres deseaban perderse entre sus sabanas, solo por la magia de sentirse elegidas, al menos por unas horas. El hombre, a sus 30 años, se había convertido en el presidente de uno de los grupos más importantes y de mayor renombre en el país, todo aquello gracias a un interesante acuerdo con una joven e ingenua mujer. - Christian, veo que no estás preparado para este puesto… - ¡Abuelo! - Me temo que debo regresar a la compañía… - ¡NO! He trabajado tanto por ello… - Debes buscarte una mujer, salir con ella, enamorarte, formar una familia, dar un heredero a esta familia… No puedes seguir con esa vida tan libertina que llevas. - ¿Qué estás diciendo? - Hijo, debes casarte de lo contrario… No habrá compañía. - ¡Estás loco! - He dicho... Flor Pérez es una buena opción. - ¿Flor Pérez? ¿Quién demonios es ella?
Leer másAl escuchar cómo él viene caminando hacia la habitación, giro mi cuerpo para darle la espalda a la puerta, cierro los ojos para fingir que estoy dormida.
“¿Cuántas veces no he hecho esto antes?”, me pregunto mentalmente mientras espero que él entre.
Siento un gran nudo en mi garganta, me esfuerzo por reprimirlo mientras escucho cómo Christian abre la puerta, me obligo a controlar el llanto y las emociones que me están invadiendo.
Hago un enorme esfuerzo por no levantarme y gritarle todo lo que estoy pensando. Me duele, realmente esta vez me ha dolido.
¡Soy una tonta! ¡Soy una tonta! ¡Soy una verdadera tonta! Aunque le grite, le reclame y llore frente a él, su respuesta no cambiará, será la misma de siempre.
- ¡Tú sabías quién era! No me culpes por crearte una maldita fantasía que no existe… ¡Te odio! ¡Me estorbas! ¡No te amo! ¡Es más, nunca te quise! ¡Eres la elección de mi abuelo! ¡Recuérdalo! ¡Solo eres una maldita escuincla que se metió en mi vida con el favor de mi abuelo!
Todas aquellas cosas que Christian decía eran un cúmulo de todo lo que a lo largo de 3 años he escuchado, una y otra vez. Algunas veces son indiferentes, algunas otras están cargadas de ira y rencor.
Estaba perdida en mis pensamientos y en los recuerdos de las múltiples ocasiones que he pasado por esto, cuando de repente… Siento sus labios en mi frente, toma un mechón de mi cabello que cubría mi cara y lo coloca detrás de mi oreja.
Su beso se sintió como fuego ardiente, me quema, me lastiman, me duele… ¿Cómo un beso puede doler tanto?
El nudo en mi garganta amenaza con salir en llanto incontenido, mi dolor está a punto de brotar como dos ríos que cubrirán mi rostro.
No logro comprender por qué acaba de hacer aquello. Su maldito perfume se ha colado en mi nariz, ese aroma que, desde que lo conocí, se quedó impregnado en mi mente y que siempre he disfrutado, ese que puedo olfatear por las mañanas y por las noches, hoy amenaza con hacerme abrir los ojos.
Ruego, porque haga lo mismo de siempre, llegar, bañarse, quitarse el aroma de otra mujer e ignorarme, tal como lo ha hecho en estos 3 malditos años, pero no.
Hoy particularmente puedo sentir cómo me observa, siento su maldita mirada, ¿Por qué lo hace? ¿Por qué se sale de la rutina? ¿Qué demonios quiere?
Al sentirme incómoda con su intensa mirada, hago como si fuese a despertar, aquello provoca que él se gire y regrese a su rutina normal.
Inmediatamente, abro los ojos y hago algo que ni yo misma lo hubiese esperado, ¿Qué me provoca hacer esto? ¡Ni yo misma lo sé! Pero me incorporo y hablo…
- ¿Por qué, Christian? ¿Por qué no puedes amarme como yo te amo a ti? ¿Por qué nunca me has dado la oportunidad de amarte? -digo y siento cómo mi voz se quiebra y el nudo en mi garganta poco a poco va subiendo para salir.
Sea cual sea su respuesta, sé que después de hoy ya no hay vuelta atrás, mi decisión es firme.
Antes de irme, me quiero arriesgar y quiero saber la respuesta a aquellas preguntas.
Veo que se detiene, se gira para verme y yo, yo solo siento cómo mis lágrimas calientan mis mejillas. Ya no me importa escuchar la misma cantaleta, cierro los ojos al sentir el dolor en el pecho que el nudo en mi garganta produce.
Me sorprendo cuando una mano toma mi cabeza y con fuerza me atrae hacía ¡SUS LABIOS! Él me besa, no, no puedo creer lo que está pasando, me quedo pasmada al sentir cómo él me está besando.
Devora mis labios, su beso sabe a alcohol y cigarro, ¡Está ebrio! ¡Es claro que está ebrio…! Me digo mentalmente.
Quiero alejarme de él, pero sostiene mi cabeza con fuerza y su otro brazo acaba de envolver mi cintura para atraer mi cuerpo hacia él.
Cuando menos me lo imagino, me empuja para recostarme en… ¡Nuestra cama…!
Solo despega un poco sus labios de los míos para tomar un respiro. Yo abro los ojos y puedo ver sus hermosos ojos azules celeste, me sorprendo al ver cómo me mira.
Él nunca lo ha hecho, él nunca me ha mirado como hoy, sea como sea, pase lo que pase, hoy es mi última noche aquí, así que solo me dejo llevar por aquella mirada.
- ¡Flor…! ¡Yo sí te amo…! -dice y no sé cómo tomar aquellas palabras.
Sus manos comienzan a recorrer mi cuerpo, él no me había vuelto a tocar desde nuestra noche de bodas y, aquello fue un completo desastre.
Tiemblo al sentir cómo sus manos poco a poco me van despojando de mi pijama. Siento cómo desabotona mi camisa, al hacerlo quedan expuestos mis pechos, él se levanta y admira mi cuerpo.
Yo, yo solo puedo ponerme roja de vergüenza, se inclina y comienza a besar mi cuello, poco a poco va trazando un camino de besos hasta llegar a mis pechos.
Sus manos son hábiles, ya que mientras me pierdo en aquellas raras sensaciones, sus manos poco a poco van haciendo descender mi short.
En menos de lo que imagino, estoy completamente desnuda, él besa mi cuerpo con una alevosía que jamás había puesto en mí.
Tan solo el hecho de que me esté besando es algo que no puedo creer. Él aún tiene la ropa puesta y no sé qué hacer, no sé cómo actuar, no sé si esto es una trampa, no sé si solo quiere burlarse de mí.
“Flor, no lo pienses tanto, tú ya tomaste una decisión, ¿No? Mañana, antes de que amanezca, te irás de aquí, Matías y Blanca te esperarán fuera de la mansión y comenzarás una nueva vida lejos de este hombre…” Me dice una vocecita en mi interior.
Con movimientos torpes de mis manos, intento desabotonarle la camisa, él me mira y sonríe.
Rápidamente, se quita el blazer y su chaleco, no tuvo que pasar mucho tiempo antes de que él quedara completamente desnudo.
Es la primera vez que puedo verlo así, no es que nunca lo hubiera visto desnudo.
Él jamás se cohibía por mi presencia, pero más bien se paseaba desnudo por la habitación, como una pésima broma, me mostraba lo que jamás sería mío.
Esta es la primera vez que lo veo así, lo veo que se acerca a mí, es la primera vez que él y yo haremos el amor…
Como dije, nuestra noche de bodas estuvimos juntos, pero él estaba ebrio, estaba molesto, estaba frustrado, yo nunca supe por qué, pero en un acto de mera idiotez, dijo que cumpliría con mis responsabilidades de esposa.
Yo, yo jamás había estado con un hombre, aquello no fue nada agradable para mí y él se dio cuenta.
Cuando lo hizo, él simplemente se alejó, se disculpó y no quiso volver a tocar el tema y, por consiguiente, a mí tampoco me volvió a tocar en estos 3 años de matrimonio hasta hoy.
Dejo de pensar en ello y miro al hombre que está sobre mí. Estoy nerviosa, desde aquella ocasión jamás volví a estar con él y hoy que he decidido a marcharme, hace esto.
Toma una de mis piernas y comienza a besarla desde mi pie hasta llegar a mi vientre. Cada vez que me lanza una mirada con esos ojos azules celeste, provoca algo en mí que no sé cómo explicar.
Una de sus manos toca mi zona íntima, siento cómo uno de sus dedos rosa mi zona íntima, lo veo cómo sonríe y yo, yo no sé qué sucede, pero aquel toque me hace querer más, me hace desear más.
Me besa y puedo sentir como su miembro rosa, mi vientre, me cruzan por la mente recuerdos de lo que pasó hace años y me pongo tensa de solo recordarlo.
Él, poco a poco, siento cómo busca entrar en mí, yo solo pego un respingo al sentirlo, no sé cómo reaccionar, esto es algo que nunca imaginé, él debió ver miedo en mis ojos porque de manera muy sutil besa mi frente y dice:
- Te prometo que no te dolerá…
Yo lo miro con asombro, ¿Qué le sucede? Él no es así, él… Luego de ello, ¡Dios! Siento cómo entra en mí, siento sus movimientos, lentos, pero me hacen sentir cosas que jamás he sentido, me besa y me hace perderme en aquel beso.
Solo por hoy y ahora, me pierdo en este momento. Dejo de sobre pensar las cosas y me dejo llevar por todo lo que me está haciendo sentir. No niego que si me dolió un poco, pero esto está siendo muy diferente a lo que paso hace 3 años.
Miranda White ¡Maldita sea! ¡Maldita sea! Sabía que no debía confiar en él, siempre hace lo mismo, siempre le gusta trabajar solo. ¿Cómo demonios no lo preví, ¡Maldita sea! Kevin Walker no sabe en lo que se está metiendo, maldito, malnacido, no me puede excluir de todo este tema, él no puede hacerme esto, no, no, simplemente no puede. - ¿Miranda? ¿Puedo pasar? -escuchó la voz de esa idiota. - ¿Qué necesitas? - Quiero saber si has podido dar con alguna pista de mi hijo… Trato de calmarme, trato de no desquitar mi molestia con alguien, pero simplemente, por más que trato no puedo, esa idiota. Si no nos hubiera ocultado lo del hijo de Christian, él jamás se habría casado con la muerta de hambre de Flor y no estaríamos metidos en tantos problemas. - ¡No! No tengo nada, ¿Por qué no le preguntas a Kevin, él es quien se iba a hacer cargo de la búsqueda del hijo que abandonaste. - ¡Miranda! Ya te he dicho que yo no abandone a ningún hijo. - Sí, pero nunca hiciste nada por buscarlo y ah
Kevin Walker Luego de aquella conversación con mi abogado y amigo, me siento incómodo, pues tal como me planteo las cosas, es evidente que se nota mi interés hacia Flor. Eso no lo puedo negar, con esto queda claro que debo ser más cuidadoso. Sé perfectamente bien que Christian ya no es indispensable, ahora con la aparición de Paulo, luego con los gemelos. Sinceramente, Christian no lo necesitó más en esta familia, por lo que mi mente se pone a analizar cuál podría ser la mejor manera de deshacerse de él y quedarme con Flor. Luego de un rato, me levanté por un trago y fue ahí donde me llegó la iluminación. Conozco muy bien a mi nieto, sé de qué pie cojea y no será nada difícil hacerlo caer. Si Christian volvía al antiguo camino, Flor lo mandará al demonio y en ese inter ya no estarían tan unidos como ahora, por lo que fácilmente podría acercarme a ella con el interés del bienestar de mis nietos. Incluso, puedo decir que, la existencia de Paulo no será un problema, al contario, serí
Kevin WalkerTras una mañana agitada regreso a casa, me topo con Miranda, quien va de salida, no me dice nada al pasar a mi lado; sin embargo, casi llegando a la puerta, se detiene y habla.- ¿Has sabido algo sobre el hijo de Sara? -pregunta con curiosidad.Yo me quedo en silencio por un momento, pero luego hablo:- No, nada…- Debemos encontrarlo, necesitamos a alguien que asuma la presidencia de la compañía, Frank no puede seguir llevando los negocios que les corresponden a los Walker. Por cierto, Frank te está esperando en el estudio como todas las tardes.Miranda es un caso especial, su familia era adinerada, sí, claro, como cualquier otra familia, pero no demasiado como la mía. Mis padres la aceptaron por el peso del apellido, no por el peso de su cuenta bancaria, aunque siendo honestos, no es como que me haya dado algo por eso.Veo cómo mi mujer sale de la mansión y me dirijo al estudio, donde claramente sé que Frank ya debe estarme esperando como cada día.- Amigo, ¿Cómo estás?
Kevin Walker Luego de ver cómo mi supuesto nieto termina aceptando su nuevo presente, salgo de aquel lugar, el médico se quedó ahí curando su herida. Siendo honesto, no sé cómo fue que tuve agallas de hacer lo que hice, jamás me hubiera imaginado disparando a alguien. No, corrijo, si me he imaginado haciéndolo. Hay una persona a la que, si he querido hacerle eso, tal vez, esa es la razón por la que con gran facilidad le dispare; su maldita cara me lo recuerda. Deja tras todo un buen futuro por criar a ese escuincle que hoy día, según nos quiere, fuera de su vida. Christian, sí, Christian, ese es al único que he imaginado disparándole y deshaciéndome de él. Flor quedaría sola y, como es madre de mis nietos, ella no tendría cómo negarse a permanecer bajo mi ala, al vivir con nosotros, sería como si María finalmente regresara a mi vida, tal como siempre debería haber sido. Si pudiera regresar el tiempo, definitivamente hay varias cosas que cambiarían, empezando por hacerme caro de C
Kevin WalkerLuego de ver cómo mi supuesto nieto agoniza de dolor, me levanto y veo cómo el médico de la familia viene a toda prisa.- Señor Walker, he venido tan rápido como he podido.- Señor Schultz, me da gusto que haya podido venir. Ayúdeme con mi nieto, el pobre se lastimó la pierna y ahora sufre de dolor.- Señor Walker, ¿Christian está mal?- No, el hijo de Christian es a quien usted va a atender y quiero que le tome una muestra de sangre para hacerle un estudio de paternidad, pero creo que tan pronto lo vea, sabrá que solo es para tener la confirmación, puesto que es la viva imagen de mi nieto.- bien, veamos qué puedo hacer… -dijo el médico familiar.El hombre caminó a paso veloz, la imagen le pegó por completo, el señor Walker tenía la razón, aquel joven era idéntico a Christian, solo que más joven y delgado.- Señor Walker… -se dirigió el médico con respeto al joven. – Bien, sé que duele, pero déjeme, le revisamos la pierna.Paulo solo alcanzó a quejarse e inmediatamente si
Kevin WalkerTras las últimas noticias de aquel que supuestamente es el hijo de Christian, finalmente voy camino a conocerlo. Mi gente ha hecho un excelente trabajo al traerlo de regreso a México, el joven, evidentemente, no habla español, pero no creo tener algún problema en comunicarme.Ni Miranda, ni Sara, saben que ya lo he localizado, esas dos mujeres para lo único que podrían servir es para mimarlo y echarlo a perder como lo hicieron con Christian.- Señor… Hemos llegado, solo le repito, debemos tener precaución, el joven es un tanto, digamos, agresivo. -dijo el señor Fritz que acompañaba a Kevin.- Así es como quisiera que fuese mi nieto, pero tal vez ese tipo de carácter suele saltarse una generación, aunque, considerando que viene de Cova da Moura, Portugal, es de esperarse que sea alguien de cuidado. -digo al pensar en Christian, quien a la edad de este joven solo se la pasaba pensando en con quién cogería.- Señor, nos costó traerlo, es un hombre muy agresivo, básicamente tu
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