Ya son tres larguísimas semanas que llevo en el hospital y más mis clases en la NYU. De solo ver mi cara noto el cambio radical a la vida de relajo que llevaba en Madrid. He pasado en turnos extendidos y casi no he podido estar con mi familia, para más remate Ethan se la pasa regañándome por todo lo que hago, es como si tuviera un detector de problemas cuando estoy cerca de él...
Que el tensiómetro se usa así, que el scanner asá, ¡Dios! me agobia. Lo peor es pensar que lo tendré que soportar por tres años de mi vida.
-Bella señorita, ¿en qué piensas? -me preguntó Bruno.
-Te vemos complicada Val, ¿otra vez el doctor Scott te hizo pasar un mal rato? -preguntó Dylan ofreciéndome un exquisito vaso de ese elíxir negro que nos mantiene vivos. Los chicos han sido muy amables conmigo, tuve suerte de que les tocara conmigo y que tengan las mismas clases que yo, ellos son una pareja perfecta y me han integrado muy bien al equipo.
Cómo me gustaría encontrar un amor así...
-No es nada chicos, es