Ya estoy instalada como cada día en la oficina, ordené los pendientes y tomé mi iPad como aún Adam no ha llegado, decido que le daré una sorpresa, por lo que me dispongo a ir a su pent-house, camino en dirección a las escaleras, cuando se abren las puertas del ascensor.
-¡No puedo creer que seas tan flojo! -le señaló, mientras él me mira con esa carita que me mata-. Perdón, buen día, señor Scott. Corrijo al ver a Gypsia sentada en su cubículo que nos mira sin poder entender qué es lo que está pasando. -Buen día, señor Scott -saludó Gypsia haciendo una leve reverencia y luego volvió a su puesto. -Señorita, Soré -hace un asentimiento a ambas y continúa-. Gypsia por favor, llame al vago de mi hermano. Infórmele que tendremos reunión en 15 minutos y si no sale de donde está metido, dígale que es mejor que ni se asome por esta oficina. -Si, señor -respondió Gypsia, sonrojada. -Usted, a mí oficina -me indica con el dedo y yo ruedo los ojos. Él sabe lo que provoca en mí cuando se las da de ogro mandón. -De inmediato -respondí, tomé el iPad, mi cuadernillo y seguí en dirección a la oficina de mi jefe/novio o novio/jefe. Golpeo la puerta y esperé. Escuchando el "adelante", entro y ahí lo encuentro viendo la ciudad por el ventanal de su oficina. Me acerco y lo abrazo por la espalda. -¿Sucede algo? -pregunté, al mismo tiempo que liberaba un sonoro suspiro. -Nada amor, solo te extrañé -Se da la media vuelta y corresponde a mi abrazo y besa mi coronilla-. Me encanta tu aroma, pero una preguntita Señorita Soré ¿No que en la oficina no hay muestras de nuestro romance? -Me haces cosquillas. Yo también te extrañé, justo iba hacia arriba para saber por qué no habías llegado y si, tienes razón, es que era mucho lo que quería verte. -Eres tan considerada, señorita Soré, pero bueno, ¿cómo estuvo todo con los chicos? ¿Thomas? -Todo bien, si hasta son novios -suelto sin más y veo la cara de sorpresa de Adam. -¿Qué? -Mientras sigo riendo, le explico la historia que me contaron los chicos. -No te preocupes, fue un despiste, al parecer hay una chica a la que le gusta tu hijo y molestó a Alma. Los chicos sólo se defendieron y se les ocurrió decir eso -dije encogiéndome de hombros. -Ah... ya veo. Me imagino que es la hija del juez Marshall, ella anda como mosca pegada a la miel con Thomas y no entiende un no como respuesta. -¡Qué pena! pobre chic. ¿y a ti cómo estuvo todo con tu otro hijo? -cuestioné, pues la noche anterior en nuestra conversación sobre la llegada de Val me comentó que su hijo mayor llegaba de sus vacaciones. -Muy bien, ya debe de estar en el hospital. Me comentó que el jefe de su departamento lo puso a cargo de los nuevos internos. Ah, -se quedó pensativo-. le conté de nosotros, muere por conocerte. -¡Qué rápido!, Veámoslo luego, ya que tenemos mucho trabajo -Rehúyo el tema pues aún me pone nerviosa conocer a su familia y de verdad que no me siento preparada, él al parecer lo nota porque me abrazó. -Está bien, todo a su tiempo mi cielo, pero también llegó tu hija ¿no? ¿todo bien? -Sí, más que perfecto y también le hablé un poquito de ti. ¿Sabes qué es lo más divertido de todo esto? -¿Qué cosa? -Que también es su primer día como interna. -Uy, ¿Te imaginas si se llegaran a conocer? -Ambos reímos y noto que Adam se queda fijo mirando mis labios. -¿Se le perdió algo Señor Scott? -Si señorita Soré, algo que en realidad más que perderse usted me lo debe. -¿Y qué sería? -Esto-Tomó mi cara y plantó un beso tierno en mis labios, pero se abre la puerta y ambos nos separamos de inmediato. -Buenas mañanas, Tortolitos. -¿No te enseñaron a tocar la puerta, Aston? -Masculla Adam furioso. -Pues no hermanito, no me enseñaste -soltó, mientras me guiñaba un ojo. -Hola, Aston. -Tan oportuno como siempre. -masculló Adam, yendo a sentarse a su sillón. -Me encanta este ambiente laboral. -respondió Aston. Suelto una carcajada, pues de verdad, me hace reír con sus ocurrencias. -Pues ya que te gusta tanto no perdamos el tiempo y vamos a la sala de reuniones. -Si, jefe. -decimos al mismo tiempo con Aston y nos apresuramos a salir de la oficina y dirigirnos los tres a trabajar. Hoy será un gran día.En la escuela.
Ambos chicos estaban sentados en una de las mesas del comedor disfrutando de su almuerzo y comenzando una charla al parecer no tan animada para Alma. -Tu hermana es bellísima. -Ajá. -Responde en tono molesto Alma. -¿Celosita? -¿Yo? Ni en tus sueños. -Me matas -dijo Thomas muerto de risa. -No te rías -no se aguanta y termina riendo con él-. Eres un baboso. -Ahí estás, Thomas -dijo Irma-. Te estaba buscando. -¿A mí? ¿Y por qué sería? -Sí, a ti. Te buscaba porque quiero saber si irás con tu padre al baile anual de la barra. -Muy poco me interesa - en esa mente brillante se encendió una bombilla con una idea de aquellas-. Pero sí mi enana quiere ir, por supuesto que estaremos ahí. -¿Eh? ¿Yo? ¿por qué? -«Este baboso se está pasando de la raya» pensó la chica, pero como le gustan los desafíos le toma la mejilla y se prepara para seguirle la corriente -Ay, babosito. Me encantaría ir. -Irma se pone roja como la ira en la película intensamente y se da media vuelta echando humo por los oídos y Alma encara a Thomas-¿Estás loco? ¿cómo se te ocurre hacer algo así? Yo... yo nunca he ido a un baile en mi vida. -Tranquila enana, lo más probable es que papá vaya con Blue, así que estaremos bien -se encoge de hombros y toma su sándwich para darle un mordisco. -Más te vale, sino te corto -miró a su entrepierna-. Y se lo doy en pedacitos a Salem. -¡Auch, Alma! no digas eso -mientras cubría sus partes nobles y simulaba un escalofrío. -Estás advertido, Scott. -No, eso no pasará, te lo prometo. -No lo repetiré, eh -Cada día la chica se sentía más a gusto al lado de Thomas, este juego de perros y gatos empieza a ser entretenido. Una vez que han terminado de comer, ordenan sus cosas y Thomas empieza a apurar a Alma. -Entremos a clases mi bella dama -hace un ademán cediéndole el paso. -Muchas gracias, mi caballero de brillante armadura -A pesar de haberse alejado, Irma los miraba a lo lejos con rabia y mucho desprecio hacia Alma. Soltando una sarta de maldiciones para ambos chicos. -Esto no se quedará así, le diré a mi papi y me la van a pagar.En el hospital...
-Estoy muerta. -Y eso que es tu primer día preciosa. A propósito, soy Bruno Cicarelli y este otro bruto es Dylan Sawyer. -Ambos muchachos son muy guapos y se ven muy simpáticos. -Un gusto, como ya escucharon soy Valentina Soré, pero me pueden decir Val. -¿Y qué te trajo a la gran manzana, bella Val? -preguntó Dylan. -Pues mi madre y mi hermana se mudaron desde España acá y decidí venir a vivir con ellas. Además, estar acá en uno de los más prestigiosos hospitales del mundo viene como un plus. -En eso tienes toda la razón. Este hospital es el mejor lugar del mundo, sobre todo en nuestra área de especialización. Sólo debes tener entre ceja y ceja a la víbora de Collins para que no se aproveche de ti y pasarás los mejores años de tu vida -dijo Bruno guiñándome un ojo. -Se ve que es muy odiosa. -Eso es poco decir preciosa, es verdaderamente Dolores Umbridge versión médica. -los tres nos reímos por la comparación que ha hecho Bruno, creo que no me voy a aburrir en este lugar. En eso se abre la puerta de la sala y entra Ethan con la doctora Collins conversando acaloradamente. -No puedo creer que me quitara la guía de los nuevos, este viejo se cree el amo y señor del hospital -bufa Collins. -Pues tendrás que aguantarte, Dani. El jefe ya lo dijo y no somos nadie para reclamar de sus decisiones ¿te queda claro? -Lo dices tú porque eres su favorito -y es ahí que noté su lengua viperina. -Eso no es así -espetó molesto Ethan. En medio de su discusión, nosotros estamos callados mirando de lado a lado, de verdad me falta la soda y las palomitas para seguir el drama en vivo y en directo. Cuando por fin nos notan ambos se quedan callados y nos miran con cierto recelo. -Voy por los exámenes del paciente de la 204. -dijo Dylan poniéndose de pie rápidamente. -Ah, justo toca cambiar el vendaje del 216, ¿me acompañas Val? -pidió Bruno como diciendo salgamos rápido de aquí, si no queremos morir apuñalados por la mirada furiosa de la doctora Collins y yo que quería seguir escuchando, no respondí-¿Val? -¿Eh? - Que vamos, princesa. -Ah si, perdón. -Doctores -señala Bruno con un asentimiento, mientras nos dirigimos los tres a la salida. -Ineptos -exclamó de forma molesta la doctora Collins. -Bájale Collins, ellos están haciendo su trabajo - le gruñe molesto Ethan. Salimos de ahí como alma que lleva el viento y los chicos se ríen mientras buscamos los expedientes de los pacientes. -De lo que nos salvamos eh -ese es Dylan hablando. -Yo quería seguir escuchando -hago un puchero que les saca nuevamente risas a los chicos. -Soldado que arranca sirve para otra guerra -recita Bruno. -Cuánta razón cariño -Dylan le lanza un beso al aire que Bruno tomó y lo acercó a su corazón. Son tan tiernos estos dos, me encantan.