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SUEÑA CONMIGO... PRINCESA

Ethan realmente se pasó de la raya con las cervezas. Además no habíamos comido mucho en estos días pues, los turnos nos agobian de sobre manera. Viviendo a punta de energizantes y barras de chocolate, esa es la vida que elegimos y nos gusta. Con Jack estamos intentando subirlo al auto, pues después del abrazo que le dio a don Enrico para no caerse se puso a balbucear incoherencias y a despotricar como loco. ¡Ay, Dios! ¿Qué hago con este hombre? ¡Me va a volver loca!

-Jack, te lo advierto. ella es mía, deja de mirarla como tonto-Gruñó y no sé, pero eso de estar diciendo tonterías me gusta, se ve tan tierno.

-Será mejor que el gruñón de mi hermano vaya atrás, yo subiré del lado del copiloto -Dijo Thomas, que se puede ver considerablemente molesto. 

Sólo acepté su solicitud y cómo podemos terminamos de subir a este saco de papas que me tiene los pelos de punta. Coloqué su cinturón de seguridad y me acomodé lo mejor que pude con Alma. Jack lo miraba confundido y creo que todos los que vamos en el vehículo pensábamos igual. Tanto Alma como Thomas se notaban un poco desencajados, en eso lo vi irse de lado y caer inconsciente en mis piernas. Sentí mis mejillas arder, me hizo sentir incómoda y como pude intenté moverlo, pero ¿Qué esperan de mí con un metro sesenta frente a una mole de dos metros? Sólo logré exasperarme, así que me di por vencida. 

-Ethan, eres todo un caso - él me mira de reojo, me da una bella sonrisa y veo que se está quedando dormido, apoyando su cabeza tranquilamente en mis piernas. Se ve tan lindo y tierno así, pero ¿qué digo? mi estómago está apretado. Para ese momento ya no solo mis mejillas ardían. mi rostro entero se quemaba por la pena.

-Dejémoslo descansar, ha tenido una semana compleja y está rendido -digo en tono bajito y cubriendo mis labios con un dedo y también cubriéndome las espaldas de la vergüenza que traigo. Jack puso en marcha el auto y mientras íbamos de camino a nuestro departamento. Suspiré, se siente tan bien ir así, que me relajo, logré acomodarme y también me quedé dormida.

Las mentecillas brillantes de Alma y Thomas no perdieron la oportunidad de creerse cupidos y empezaron a conversar animadamente. Puede que entre ellos se lleven mal, pero cuando notaron ese clic en sus hermanos, no se quedarán de brazos cruzados.

-Babosito, lindo. -Alma miró a Thomas, mientras le decía- ¿Dime que no se ven tiernos? - Sin darse cuenta los mayores dormían. Alma se acomodó y les tomó una foto con su celular - Ojalá se gustaran, mi hermana ha sufrido mucho entre cómo la trataba mi padre y su primer amor. Ella necesita un amor del bueno y creo que Ethan no le es indiferente.

-Ay, enana ¿Qué quieres que te diga? Mi hermano no es una perita en dulce y creo que Val ya conoce su reputación, puede que sea difícil que logremos algo entre ellos, pero ¿Será posible que nos quedemos en tu casa?

-¿Ah?

-Míralos, ambos están muertos y nuestros padres trabajando, no creo que a papá le guste mucho ver a Ethan en ese estado.

-¿Y no será que eres tú el que se quiere quedar en mi casa? -Thomas levanta sus manos en señal de rendición y se aclara la garganta.

-También, cómo me conoces ¿no?

-Chicos, bajen el volumen o los despertarán. Yo estoy de acuerdo con el joven Thomas, sería lo mejor para que ellos descansen.

-Ya, celestinos. Vamos a la Mansión Soré -Exclamó divertida Alma.

-¡Eh! -Susurró Thomas. Mientras Ethan esbozaba una leve sonrisa, en su mente sólo estaba la frase "lo logré", pues obviamente no estaba ni una pizca de borracho. Sí un poquito achispado, pero no había perdido sus sentidos y hace un baile mental agradeciendo a su hermanito por la genial idea que se le ocurrió, ya vería la forma de recompensarlo.

-Bien chicos hemos llegado, ¿cómo le haremos para subir a estos dos? -Preguntó Alma.

-Jack primero ¿Puedes sacar a Val? -En sus pensamientos Thomas apostaba a que de seguro su hermano está despierto, pues lo ha visto esbozar una sonrisa cuando lo miraba por el retrovisor.

-Okey, joven -Jack hace sus movimientos en forma lenta para darle tiempo a Ethan de reaccionar. Y como ambos chicos pensaban, Ethan no se lo pensó dos veces y en un abrir y cerrar de ojos se incorporó con cuidado para que no lo notaran que estaba fingiendo.

-¿Dónde estamos?

-En mi casa guapetón, pero baja los decibeles que mi hermana se quedó dormida -le señaló Alma, mientras el chico trataba de moverse sin despertar a Val...

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Esta salida ha sido realmente extraña, luego de recostarme en el respaldo del auto sin querer me apoyé en sus piernas y saben qué, me sentí como el hombre más feliz del mundo. Al venir sobre sus piernas podía percibir su calidez, su aroma y esa forma que tiene de provocar algo en mí que jamás había sentido y aún no logro descifrar. Me levanto sutilmente para salir del auto, ahora tengo su cabeza apoyada en mi mano, miro a Jack y le señaló que no se preocupe que yo la llevo, pues debo decir que la cercanía de esos dos me molestaba. Como pude la tomé entre mis brazos y me aferré a su pequeño cuerpo, le doy las gracias a Jack y le pido que se retire a descansar. En eso mi hermano se dirige a Jack. 

-Que descanses, amigo -ambos se despiden muy alegres con un santo y seña muy particular, provocando que los miro mal- ¿Puedes traerle a mi hermano en la mañana una muda de ropa por favor?

-Okey, que descansen. No se preocupen, estaré aquí a primera hora mañana -que ni se le ocurra despertarme temprano, porque lo mataba.

-Que descanses, mi barril sin fondo, te quiero mucho -Alma se despide de él con un beso en la mejilla y veo la cara de mi hermano que en estos momentos es todo un poema. Los cuatro nos dirigimos a la entrada del edificio y Alma se detiene abruptamente provocando que choquemos y casi caigamos.

-Baboso, ¿quién les dirá a nuestros papás?

-Mi enana, es obvio que será el caballero de brillante armadura que trae a la princesa dormida -dijo señalándome.

-Vale, eres demasiado ocurrente babosito - Sólo puedo carraspear y asentir, pues no me sale mucho la voz, al final sólo les digo que está bien, pero les pido hacer silencio para que Val no despierte. Alma abrió la puerta y nos indicó que entráramos.

-Bienvenidos a nuestra humilde morada.

-Gracias -dice mi hermano.

-A ti no, tonto.

-¿Eh? -Thomas la miró entre dudoso y triste.

-No pongas esa cara, tú ya eres del inventario -le responde Alma mientras le da un manotazo en el brazo. Estos enanos me hacen reír, pero como llevo a Val en mis brazos aguanto lo que más puedo.

-Ups, perdón -creo que con esas palabras los colores volvieron a su cara de inmediato, pues mi hermano se sonrojó de inmediato. Entramos al departamento es un lugar muy acogedor, pero debe de ser así, pues sólo viven chicas en esta casa. Alma me saca de mis pensamientos susurrándome al oído.

-Segunda puerta a la derecha, luego que la dejes puedes dormir en el sofá. Y tú, ya sabes cuál es tu habitación. Yo usaré la de mamá, que descansen.

-Okey -respondemos al unísono con mi hermano. Nos adentramos y Thomas me abrió la puerta de la pequeña habitación de Val. Tiene su cama al centro, un hermoso escritorio blanco donde está su computadora y muchos libros de medicina, con una silla rosa chicle, en la muralla veo varios estantes con libros y algunos con figuras de animé que conozco, como pude la coloque en su cama y ella se desparrama de inmediato. Sonrío como bobo al verla cuando sentí a alguien verme fijamente. Me volteé y vi a Alma en el marco de la puerta con unas toallas en las manos.

-Toma, por si te quieres duchar. Ahí en esa puerta está el baño de mi hermana y no te preocupes tanto, después de que se queda dormida no hay nadie que la pueda despertar. Tiene el sueño un poco pesado -sonríe y me guiña un ojo, se despidió de mí con su mano-. Que descanses guapetón y no olvides avisarles a nuestros padres.

-Tú también, preciosa -le hago un ademán y ella termina de salir de la habitación cerrando la puerta. Tomé mi celular y le marqué a papá, el teléfono timbró dos veces y se escuchó la voz de él, un poco cansada. 

-Papá, buenas noches.

-Hola, hijo. ¿y este milagro? ¿algún problema?

-No, papá, para nada, sólo te llamo para avisar que con Thomas nos quedaremos en la casa de tu novia. Me imagino que ustedes además de seguir hasta las tantas, querrán descansar y aprovechar el momento -lo escucho carraspear y esbozo una sonrisa-. Así que trajimos a las chicas y ahora ya todos están descansando.

-Me parece buena idea, cuida de ellos por nosotros y descansen.

-Gracias papá. Ustedes también, aunque no sé si quiero más hermanitos.

-Loco - Colgué el teléfono y entré al baño. Es igual de pequeño que la habitación de Val, veo sus cremas y perfumes. Tomé uno de ellos y huele a jazmín, sonrío para mí mismo pues parezco un acosador. Dejé las cosas en su lugar y comencé a quitar mi ropa y de verdad que huelo a alcohol. Me doy una buena ducha y me siento divino con los productos que hay en el baño, pues si, los usé todos, toditos, seco mi cuerpo con una toalla de Kuromi y me coloco el pantalón de chándal que llevaba y una toalla en el cuello para secar mi cabello. En eso la veo a ella tan linda dormida en su cama, se parece a Patricio desparramada en el centro, me siento a su lado y traté de acomodarme para que no note mi presencia. Si ahora hasta tengo su olor impregnado, suspiro y sin pensarlo me voy quedando dormido.

Que descanses princesa, sueña conmigo.

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