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DISFRUTANDO LA CENA

Mientras nos preparan nuestro pedido los chicos comienzan a contarle a Jack, sí a Jack, lo que hicieron en el hospital. Es que no puedo creer la confianza que le tienen, con suerte me miran o hacen amago de que estoy aquí y el susodicho les presta atención como si fuera lo más fantástico del mundo. Entre risas y muchos gestos que me hacen ver a Val, ella sonríe tan bonito y les hace algunas morisquetas ¡ah! esta chica está logrando que me guste cada día más... 

¿Qué digo? no, no he dicho eso... Todos se ven contentos, al parecer el único amargado soy yo, pero es que díganme ustedes que no debo estar molesto si todos parecen una bella familia y yo. Yo parezco el pariente pobre que cobijaron por lástima, mientras los miro como un espectador más, Alma saca sus dotes histriónicos.

-Y ni te imaginas Jack, Ethan se transformó en el ogro del cuento y todos reíamos mucho -Alma se puso de pie haciendo gestos que más risa daban.

-Si, se veía divertidísimo, pero el papel le queda perfecto así que no fue mucho el esfuerzo. -Comentó a Val y yo fruncí el ceño un poco molesto por el comentario.

-Sorry, hermano, pero el personaje te venía como anillo al dedo -le secundó el pendejo de mi hermano. 

-¿Qué impresión tienen de mí? Como si fuera el malo de la película. -bufo molesto con los comentarios de los chicos.

Debía tener una cara de pocos amigos porque los cuatro me miran y sé que se están aguantando las carcajadas. En eso llega Enrico con una camarera que al vernos se mordía los labios y me hizo ojitos. Yo no la tomé en cuenta, más no me pasó desapercibido que Val lo notó y frunció el ceño.

-Veo que se la están pasando muy bien -mencionó Enrico, mientras llega con nuestro pedido.

-¡Si! -dicen al unísono mi hermano y Alma.

-Si, Enrico, el lugar es hermoso y la estamos pasando muy bien, muchas gracias. -Señaló la chica que me trae loco - Mientras Enrico y la camarera colocaban las cosas en la mesa. Ví que esta no perdía la oportunidad de coquetearme y lanzarme sus senos encima, se ve potable, pero nada en comparación con la linda chica que revoluciona mis hormonas, los maripociélagos en mi estómago y... otras cosas que tengo en frente.

«Pero que cosas digo, enfócate, Ethan enfócate.»

-¡Oh! Delicioso -Exclamo Val

-Un manjar. -Suspiró Alma.

-Esto huele bien y de sabor como los dioses. -Dice mi hermano.

-Muy bueno, don Enrico. -dice Jack con media pizza en la boca. 

-Como siempre amigo, todo está exquisito.

Comenzamos a comer, al parecer todos teníamos mucha hambre, pues sólo se escuchaba el sonido de nosotros comiendo y bebiendo nuestras bebidas en un momento los chicos comienzan a reírse entre bromas y el ambiente se tornó más relajado. Mientras comemos, recuerdo el hecho de que estas chicas son las hijas de la diosa, porque seamos honestos, que mi papá tiene un buen gusto no hay discusión, el tema es que cada vez que se mete con alguna, ellas lo quieren por su prestigio o por su dinero. 

Así fue como supe de la tal Yorelys Thompson. Esa arpía de un metro sesenta, con tacones de aguja para infundir presencia sólo la conocí en el baile anual del año pasado. La muy casquivana me hizo ojitos a mí, a George y hasta Stuart, mientras iba del brazo de papá, pero mi padre ciego, por tanto bótox que él mismo pagó, no se daba cuenta de la fichita que tenía por novia. Cuando decidí viajar por Europa, no tenía la más mínima idea que me encontraría con esta mujercita en París, pero bueno si quería sacar algo de provecho y poder sacarle la venda a papá era obvio que aprovecharía la oportunidad. Y así, cayó redondita. Bueno, ni tan así...

La verdad sea dicha es que utilicé un poquito... solo un poquito de pentotal sódico para liberarle su lengua viperina, pensar que creyó que era un mosquito. ¡La única verdad es que esa mujer no tiene cerebro! Perdón, me fui de mis pensamientos, retomo... 

Como les iba diciendo, me contó cómo había buscado a papá a través de su hermana quien le había pedido que se acercara a él. Por no sé qué cosa y luego empezó a gustarle tenerlo cerca pues era bueno en la cama y con su billetera era demasiada información para un hijo... 

Luego me comentó que conoció al hermano de papá, o sea la bestia calienta camas de mi tío Aston. Y que le había gustado mucho, pero como era un niñato sin dinero no podía dejar a su gallinita de los huevos de oro que era mi papá.

Si supiera que mi tío le cedió todo a papá para que se encargará de la firma y él vivir la vida de heredero...

En su plan maquiavélico, aunque en realidad no sé porqué no creo que ella sea lo suficientemente inteligente para planificar tanto, estaba lista y con todo armando un show de que había quedado embarazada y mi papá debía cumplirle casándose con ella ¿De telenovela no?, pero el tiro le salió por la culata porque mi tío Aston la había dejado y mi papá la echó, no me dijo cómo y eso es lo que me falta por averiguar...

Salí de estos pensamientos para tomar mi último trago de cerveza y levantó la mano.

-Otra cerveza amigo. -Pido a Enrico y él sonríe moviendo su cabeza.

-Sale otra cerveza.

-Ethan, esto está verdaderamente delicioso, muchas gracias -me dijo mi Val.

-Sí guapetón, te las mandaste -Le secundó Alma.

-Gracias chicas, creo que el lugar, la comida y la compañía lo hacen perfecto.

-Que galante guapetón, ya me estás cayendo mejor. Ahora solo falta que no seas tan bestia con mi hermana y te hago un huequito en mi corazón- señaló Alma, haciendo un corazón con sus manos.

-Alma, ya basta -la reprendió Val-. Ethan está haciendo su trabajo y como sus internos debemos respetarlo y apoyarlo, tú sabes lo estresante que es trabajar en un hospital. - Volvemos al silencio y seguimos comiendo. Por lo menos Val valora lo que hago en el trabajo y eso me pone contento.

¿Será igual su madre? pues ambas se ven como todas unas damitas, estoy seriamente pensando en que ya es tiempo de volver a ver a la diosa.

Han pasado los minutos, que para mí han sido cortísimos y estamos terminando de cenar. Creo que ya llevo cuatro cervezas en el cuerpo y aunque esto un poquito, solo un poquito mareado no me siento tan mal y por supuesto no quiero que termine la noche.

-¿Postre? -Les dije para prolongar el tiempo

-¡Gelatto! -Exclamó Alma.

-Peque, no te aproveches. - la reprendió Val.

-No, no es así, Principessa Val, deja que pida lo que quiera. -comentó Enrico.

-Pues que sean dos, por favor, Enrico -dijo la pulga de mi hermano.

-Por tres -señala Jack.

-De qué sabor?

-Pistacho. -Pide Thomas.

-Tiramisú. -Jack.

-¿Puede ser de ambos? -dice Alma.

-Por supuesto, Principessa.

-Para mí solo un Ristretto, querido Enrico -dijo Val. La veo preocupada y no entiendo por qué, aunque me mira solo a mí y eso me trae más loco de lo que ya estoy por ella.

-Para mí otra cervecita amigo.

-Ethan, creo que ya es suficiente, mejor para. Mañana debemos estar temprano en ronda -No sé de qué se preocupa, yo sé mi tolerancia.

-Estoy bien, mamá -me molesta que crea que soy un niño y no me se medir-. Una sola más, mujer.

-Es tu problema -Respondió molesta-. No seré yo quien amanecerá con resaca.

-Si, si, mamá -Igual estoy empezando a sentir la voz rasposa, pero la estoy pasando genial. Val me miró de reojo y sé que está molesta, pero me gusta picarla.

-Ay, ya parejita de laburo, paren -dijo Alma-. ¿Ahora se pondrán a discutir por quién la tiene más grande? Y sorry hermana, estás perdida.

-¿Alma que son esas formas de hablar? -dijo una muy molesta y sonrojada Val a su hermana.

-Perdón, Sis, era una pequeña broma. Además, tú me conoces, a veces se me sale lo Blue que llevo dentro -dijo un poco avergonzada, Alma.

-Val, tu hermana tiene razón, no te molestes. Obviamente es una broma -replico, para distender los ánimos, mientras Alma me lanza un beso al aire.

-Pues creo que ya es tarde -Señaló Val molesta-. Debemos pensar en partir, mamá me acaba de enviar un mensaje y dice que se quedará con Adam trabajando en la oficina.

-Trabajando -Digo en tono pícaro, mientras me toco el mentón.

-¡Ethan!

-Ups. Se me salió. Enrico la cuenta por favor, debo dejar a estas damiselas en su hogar.

-Corrección joven, yo las dejaré en su hogar -Y éste ¿qué se cree? ya me tiene las pelotas hinchadas con tanta amabilidad.

-Eso. Verdad que para eso tú eres el chofer -Lo dije molesto y en tono despectivo, de verdad Jack me está sacando de mis cabales.

-Ethan, tranquilo, la cuenta va por la casa.

-¡¿Que?! ¡No! por favor, Enrico. Este es tu negocio. -le replicó Val.

-Para nada Principessa, esto que ves es gracias al padre de estos muchachos y para mí son familia por lo que es un gusto poder darle de comer a la mia famiglia -Nos señaló orgulloso-. Y ahora ustedes también pasaron a ser parte de ella.

-Gracias amigo -agradecí a Enrico con el alma. Él es una parte importante de la vida de mi padre y de la mía, cuando mamá murió él con su mujer nos cuidaban a mí y al enano cuando Nanita se ausentaba y de verdad siempre he agradecido lo bellas personas que han sido con nosotros. Nos empezamos a preparar para salir y al intentar incorporarme me doy cuenta de que de verdad me pasé de copas.

-Ups -Enrico me ayuda dándome un abrazo para que no se note tanto y me dice al oído.

-Veo que te gusta mucho la muchacha. No la vayas a cagar. -Me susurró.

-¡No! no es eso Enrico, pero gracias por todo, amigo. - ¿Tan obvio soy? No puede ser que tanto se me note, si bien es cierto que la chica me atrae, yo tengo claro que no busco nada más que pasar un buen rato y con ella puede que sea difícil. Pues, si es la hija de la pareja de mi papá la tendré que ver seguido y sería un poco incómodo llevarla a la cama y después hacer como si nada. 

Salimos al vestíbulo del restaurante y Enrico nos despide a todos de abrazo, no sin antes decirnos que nos espera pronto y que saludemos a papá de su parte. Mientras veo como todos se suben al auto, me quedo pensando en lo que me ha dicho Enrico. Sentí el frío calar mis huesos y mientras Val con Jack me ayudan a entrar, me dejo llevar por la sensación que me produce estar con ella.

¡Ah! Esto no significa que me está gustando ¿o sí?...

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