Qué día de locos ¿no? Tratando de arreglar las diferencias de nuestros hijos, había sido secuestrada por mi jefe todo el fin de semana.
-Adam...
-Mmm... - Ambos estábamos sentados en los sofás de su despacho. Tomando un buen café, mientras admiramos el paisaje que se ve desde la ventana.
-¿Por qué eres así conmigo?
-¿Así cómo?
-Tan... como decirlo... ¿Intenso? - Se levantó y caminó directo hacia mí. Se paró enfrente y luego se agachó para quedarse mirándome a los ojos.
-¿Quieres la verdad? -Asentí, moviendo mi cabeza cual niña chiquita afirmando para tener una respuesta-. Pues, desde que entraste ese día a mi oficina hubo algo que hizo clic en mí. Supe que no eras como las demás y sólo deseé que me pudieras ver como yo te veo.
-¿No crees que eres un poco cliché? -Dije al mismo tiempo que sentía mis mejillas arder-. No puedo creerte, si lo único que hacías era poner mi vida patas para arriba -el hombre dejó escapar una carcajada.
-Eso crees tú, pero ¿no te has dado cuenta d