Sebastián
Con la "Memoria Belmonte" asegurada y la amenaza de Elena neutralizada con una pensión bien financiada y la promesa de exilio permanente, la paz se instaló por fin en Isabella Holdings. La clave biométrica, incrustada en el collar de Elena, nos dio acceso no solo a los registros financieros de Arturo, sino a un tesoro de información corporativa que consolidó nuestra posición en el mercado.
Julián Ferrer, cumpliendo su acuerdo, fue recompensado con la dirección del nuevo Departamento de Seguridad e Inteligencia Corporativa de Isabella Holdings. Su renacimiento, sin embargo, era otra señal de que el caos familiar nunca se extinguía; solo se transformaba.
Un mes después, estábamos en la nueva sede corporativa, un brillante rascacielos de cristal y ética. Aitana y yo estábamos revisando los informes trimestrales, que mostraban un crecimiento exponencial.
—Hemos superado todas las expectativas, Sebastián. La transparencia es la nueva divisa —dijo Aitana, sonriendo.
—La paz es pro