Luego de aquel desayuno Irina regresó a su habitación, ajustó la puerta y lo primero que hizo fue ir al baño, vómito todo lo que más pudo, luego de haber escuchado aquella tétrica historia de las difuntas esposas de Andrei hasta el músculo más pequeño de su cuerpo se había atrofiado.
«¡Demonios!, necesito salir de este lugar lo más antes posible, antes de que mi destino sea similar al de aquellas mujeres; tenía la esperanza de que iba a ser rescatada a manos de Dmitriy, pero ya ha pasado un largo tiempo y ni siquiera he sabido la más mínima noticia de él.
Es difícil aceptarlo, pero no queda duda alguna que seguramente se ha olvidado de mí, que nunca sintió nada por mí y solo fui su pasatiempo, jugó conmigo y como una estúpida caí en su juego.
Sería un desgraciado, si luego de haber tomado mi cuerpo como se le dio la gana, tan fácil si se haya olvidado de mí, di todo de mí, me entregué a él, lo peor es que estoy perdidamente enamorada de él, nunca lo podré olvidar, nadie podrá ocupar