53. ¿Amenaza?
— ¿En serio piensas eso? — le pregunté a Santiago, poniéndome de pie y caminando hacia donde él estaba — . El parecido... decidido... la verdad, no lo sé. Solo me dio muy mala espina. Sabes que he tenido buen instinto. Me sorprende que, si estuvo en tu casa, tu nuevo esposo no se diera cuenta o no percibiera que algo extraño estaba pasando con él.
Yo le di la espalda y observé el laboratorio a través del cristal.
— Creo que Máximo ha tenido muchas cosas en la cabeza estos días como para estar pendiente de eso. La verdad no lo sé, tal vez simplemente es verdad lo que dice, tal vez simplemente quiere retomar nuevamente nuestra relación aprovechando que ahora estamos en la misma ciudad, de que estamos cerca.
Pero Santiago no parecía realmente muy convencido.
— Una vez estábamos hablando sobre eso que nos iba a contarme, ¿lo recuerdas? Estábamos en el comedor de la casa, bromeábamos en que yo era muy rencoroso. Tú me dijiste que tu hermano también lo había sido siempre.
— Pedro... — d