52. Sombras del pasado.
Yo miré a Santiago como si se le hubiera escapado un tornillo.
— Claro que es mi hermano — le dije — . ¿Crees que no sería capaz de reconocerlo? Sé que pasaron muchos años, pero sigue siendo el mismo.
Santiago me tomó por el brazo y me alejó del resto de los científicos para que nadie pudiera escuchar lo que iba a decirme.
— No me refiero a eso. Sé que es tu hermano. Pero hay algo en él... la forma en la que observaba todo. Sabes que he pasado toda mi vida entre guardaespaldas y gente del mundo criminal. He tenido que negociar con ellos, he tenido que moverme dentro de ese mundo para poder sobrevivir. Tú sabes bien que sé reconocer a alguien cuando está alerta. Y él estaba alerta.
— Dijo que era policía — le comenté.
— ¿Él dijo que era policía?
— ¿Crees que está aquí para investigarme? — dije, abrazándome a mí misma.
Santiago me tomó por el brazo y me llevó nuevamente hacia la oficina en la que hacía unos cuantos minutos habíamos estado a punto de hacer el amor. Esta vez, cuan