Yo había conocido a Santiago porque ambos estábamos en el mismo medio.

Mi laboratorio había hecho una colaboración con su farmacéutica para comenzar a crear tratamientos para el insomnio, pero mi investigación aún estaba muy incierta como para poder hacer que aquello funcionara.

Hasta que me propuso un matrimonio por contrato.

Él necesita una esposa para poder seguir en la presidencia de la compañía y yo necesitaba recursos para avanzar en mi investigación.

Cada uno obtuvo lo que necesitaba, y ninguno mencionó el amor.

Tendríamos que vivir juntos un par de meses y todo sería sencillo y rápido. Pero con lo que ninguno pudo contar fue con el amor.

Al menos, con mi amor, porque fui yo quien me enamoré de él.

No fue hasta que quemó mi laboratorio y se casó con Valeria que aplasté ese sentimiento y lo reemplacé con una obsesión vengativa.

Ahora, al volver a su empresa, todo ha cambiado.

El éxito de Serexsor ha impulsado su increíble expansión.

Eran los únicos que vendían este medicam