Perspectiva de Sech.
La agonía se había convertido en una inercia letal y absoluta. el mundo se había reducido a un frío opresivo y el sonido amortiguado de una desesperación lejana. La muerte parecía apoderarse del cuerpo de Isis.
La sacudí desesperadamente, presionándola contra mi pecho, pero todo era en vano. El veneno se extendió por su torrente sanguíneo sin que yo pudiera evitarlo.
—¡Sácala de aquí, pedazo de animal! — gritaba Ragnar en mi conciencia, su voz desgarrada. —¡Está muerta! Su piel se siente fría… no, no, no, ¡no! ¿Qué hice? ¿Por qué tenía que ser tan intransigente? ¡Perdóname, Isis! Fui tan injusto contigo. Me convertí en un verdugo igual que los malditos que te destruyeron…
El pánico me atenazó la garganta. El dolor del arrepentimiento era más agudo que el veneno más potente.
—¡Trae a los sanadores ya! Deja de llorar y empieza a enfrentar las consecuencias de tus actos, Sech — me reprendió mi Lobo.
La tomé en mis brazos. Su cuerpo estaba flácido y frío, un peso muer