El silencio que siguió a las palabras de Félix fue más elocuente que cualquier alarma. No era la ausencia de sonido, sino la presencia de una amenaza materializada en ondas hercianas. Clara permaneció inmóvil en el quirófano, observando cómo los técnicos limpiaban la sangre del Halcón. El éxito de la cirugía le sabía a ceniza. Había ganado una batalla contra la muerte, pero probablemente había perdido la guerra de la clandestinidad.
Félix no perdió un segundo. Su voz, serena pero cargada de una urgencia férrea, resonó en el comunicador general del búnker, un canal que Clara nunca antes había escuchado activarse.
—Protocolo Sigilo. Nivel Cero. Repito, Protocolo Sigilo, Nivel Cero. Todos los sistemas no esenciales, a hibernación profunda. Generadores auxiliares en línea. Cortinas electromagnéticas al máximo. Silencio de radio absoluto. Es un apagón total.
El efecto fue inmediato. El zumbido de fondo, la sinfonía constante de ventiladores, luces y servidores que era el latido del búnker,