Arthur la miró e intentó que ella se calmara luego de darle un vaso con agua.
Abigail no paraba de pensar en qué había pasado, y por qué Rafael había cambiado tanto.
—¿Ya te sientes mejor?
—Sí. Solo que… ocasionalmente despertamos con el pie izquierdo.
—Suele pasar. Creí que estabas molesta conmigo. Por lo que pasó ayer…
—Eso no fue nada. Te dejé claro que no puede pasar nada entre nosotros… Estoy enamorada de alguien más.
—Te juro que no volverá a pasar. No llegaré a besarte de nuevo en tu casa sin tu consentimiento. Ya entendí que… no hay espacio en tu corazón para mí. Ya lo sé, pero eso no quita que sea tu amigo, que quiere ser tu amigo.
Él habló con una calma fingida, una que daba control en el momento, quedaba esa tranquilidad que ella quería.
—Creo que es momento de irme… solo fue una crisis del momento.
—Espera, yo pienso lo contrario.
—Te agradezco en verdad lo que hiciste por mí, estaba muy mal en el momento… y te pido por favor que…
—Sí, nadie se va a enterar. Déjame