Abigail comenzó a buscar por toda la habitación que le servía para limpiar la herida, Rafael estaba necio, no quería que nadie llegara a revisarlo ni a curarlo tan solo ella.
Ese capricho estaba resultando bastante tormentoso para ella.
Se sentó al lado de él con alcohol y unas toallas para limpiarlo, le miró la herida y luego de limpiarlo se separó de él.
—Por suerte no fue nada, con la cantidad de sangre creí que tendrías un agujero.
—¿Entonces sobreviví? —dijo él girando su rostro, clavando su mirada en ella—. Gracias a ti sobreviví.
—Rafael…
—Te escuché. Escucha cuando me dijiste imbécil y que… aún pensabas en mí. ¿De verdad quieres que haga como si nada? Puedo verlo, puedo ver tu alma a través de tus ojos y notar que lo que sientes por mí sigue latente.
—No puedes decir eso solamente con mirarme. Y lo único que pienso es que quieres intentar disfrazar solo un recuerdo en la realidad que ya no está.
—Si puedo decir eso con solo mirarte y no solamente puedo decirlo, también