Bianca volvió al estudio de diseño y encontró a Linda sola, concentrada en unos bocetos.
—Oye, Linda, ¿no ha regresado Francisco?
Linda levantó la vista de su trabajo, sorprendida de verla sola.
—¿No se fueron juntos? ¿Cómo que no regresaron juntos? ¡No lo puedo creer! Qué mala onda de su parte dejarte volver sola. A ver a dónde se fue… Cuando regrese, me va a oír.
A Bianca le causó gracia la indignación de su compañera.
—Tranquila, creo que le surgió algo. Voy a llamarle a ver qué me dice.
—Sí, por favor. De verdad que se pasó.
...
En la mansión de los Alarcón, Francisco le ofreció una taza de té para la resaca a Rubén, que estaba sentado en la cama.
—Toma, bébete esto. Te va a sentar bien.
Rubén la tomó, sin dejar de mirarlo, y sonrió con un dejo de alivio. Bebió un sorbo y empezó a hablar en voz baja.
—Francisco, yo…
Francisco lo interrumpió al instante, haciendo un gesto con la mano.
—No digas nada. Solo vine porque Leo me lo pidió. Ya vi que estás bien, así que me voy.
Se giró pa