Capítulo 92 Mala hierba...
Leo conducía a toda velocidad por la autopista. Con una mano en el volante y la otra sosteniendo el celular, intentaba reservar el próximo vuelo a Suiza. “Voy a investigar, Rubén. Iré a ver qué demonios está pasando”, se dijo con determinación.
Al acercarse al aeropuerto, un semáforo en rojo lo obligó a detenerse, aumentando su impaciencia. De pronto, una risa estridente y demasiado familiar pareció rasgar el aire y se le clavó en los oídos.
—¡Vaya, vaya! ¿No es el payaso afeminado?
Alfredo Prado se había detenido justo a su lado. Aquello confirmaba el dicho: mala hierba nunca muere, y siempre aparece donde menos te lo esperas.
Leo giró la cabeza con una lentitud en dirección a Alfredo y lo fulminó con la mirada, provocando que el otro sintiera una desagradable sensación en la nuca.
—Hola, Prado.
Aquella frase tan formal dejó a Alfredo tan desconcertado que por poco salta del carro. “¿Será Leo de verdad? ¿O me equivoqué de persona?”. Cerró los ojos un instante y los volvió a abrir. No