Eso no podía ser así, aquello no era bueno, no debía sentirse así.
Era incorrecto que se sintiera tan seguro al estar a su lado, era injusto que quisiera abrazarlo y odiaba que Adrien la hiciera sentirse así. Su corazón no tenía razón alguna para latir así. Adrien sólo le había pedido ayuda y después de eso, ella iba a irse después. Adrien debía casarse con alguien pura, de su misma clase social, alguien digno que liderará junto a él.
Un cuerpo usado e inservible no era suficiente. Era débil, una joven corrompida, su existencia le daba lástima incluso a ella misma.
La única explicación a todo era que ambos estaban confundidos. Su mente y corazón habían estado tan desesperados por sentirse amados que confundieron todo lo que había podido sentir ese día, y ahora se percataba de ello. Era una Omega patética que pensó en amor cuando en realidad se trataba de gratitud. Ella solamente estaba agradecida por todo lo que Adrien había hecho por ella.
—Iré a dormir Adrien, estoy cansada. —expres