Livia
Su corazón latía a prisa; caminaba con tanta rapidez entre aquellas calles malolientes... Sabía que se estaba arriesgando mucho, pero confiaba en que los hombres de la 'Ndrangheta vigilaban las entradas y salidas de la ciudad, siendo aquella la sede de la organización.
Había sido difícil salir de la mansión, poniendo de excusa una sesión en el spa y alegando que no era necesario ningún escolta. Había dejado aparcado el auto a unos cuantos kilómetros de allí, para que no la ubicaran hasta tener la información que necesitaba.
Esquivó a las personas que la miraban con curiosidad; su ropa y las joyas que llevaba encima no habían sido la mejor elección para pasar desapercibida, pero fue necesario para no levantar sospechas en la mansión.
Agradecía que Matteo hubiese salido de la ciudad aquella mañana, o él definitivamente no le habría creído nada.
—¿Qué haces con esas joyas en este sitio, muchacha? Van a robarte, esto no es el centro de la ciudad, deberías tener más cuidado —le dijo