La mañana había comenzado como cualquier otra, silenciosa, tensa, con el cielo cubierto por una neblina espesa que se enredaba entre los árboles del bosque.
Fanny había salido temprano, como siempre, con su cesta y sus frascos de hierbas. Ya no intentaba forzar su presencia entre los demás, las palabras que le habían dicho Mark aquel día se habían clavado muy profundamente en ella. Y es por eso que ahora intentaba hacer las cosas a su manera y no para gustarle a nadie. Mireya la saludó con un leve gesto de cabeza cuando la vio pasar.
Era poco para Fanny Pero era algo, al menos no la veía con reproche como las demás lobas.
Apenas había regresado a la cabaña cuando el aullido desgarrador se escuchó entre los árboles. Un sonido de alerta y De dolor.
Fanny dejó todo y corrió hacia el centro del territorio.
Allí, varios lobos rodeaban un cuerpo. El joven Luka, el mismo que había hablado con Mark al llegar, yacía en el suelo cubierto de sangre. Su pierna estaba destrozada, con un corte prof