Emily despierta sobresaltada. Mira a su alrededor, sus ojos no enfocan con claridad y teme le haya pasado algo peor. Un jadeo sale de su boca cuando hace amago de levantarse. La cabeza le da vueltas y un dolor profundo se aloja en la frente y el rostro. Debe regresar a la almohada porque siente que caerá a un vacío. Cierra los ojos que también le pesan. Le arden sintiéndolos inflamados igual que el lado izquierdo de la cabeza. Siente una quemazón desagradable.
—No deberías moverte —casi grita al escuchar la voz de Nicolay.
Entra en pánico, lo mira aterrada como cuando era una niña y le decía a su madre que en el closet había algo. Un monstruo. Nunca lo vio en realidad. Pero de haberlo hecho cree que tendría el rostro de Nicolay Romanov. De repente recuerda lo que pasó. Cada momento vivido. Cada flash llega con mas dolor, con mucho mas miedo que el anterior.
Lo observa. Tiene una leve inflamación en la ceja derecha. Casi no se ve, pero tiene ganas de sonreír. Lo que le sale es una mueca