Darko se pasea (todo lo rápido que su convalecencia permite) de un lado a otro como una bestia enjaulada. Sus puños apretados indican que está furioso, no deja de resoplar con muchas ganas de golpear. Si mandíbula rota no se lo impidiera ya estaría rechinando los dientes.
—Calma. Iván es el mejor en lo que hace —intenta Nicolay infructuosamente de tranquilizar su molestia
—La trajo para que muriera. Nunca fue una maldita negociación, la trajo… —Darko habla entre dientes por la venda que prensa su mandíbula, pero Nicolay reconoce el temor en el temblor de su voz —para que se desangrara —la pausa que hace al hablar es para acallar su dolor e ira —esa maldita rata callejera sin honor.
—Eso es lo que hace. Pero eso ya lo sabíamos —dice sin ocultarle la molestia que siente —. Debes tener esperanza —le aconseja.
Nicolay sabe que la mujer le interesa más de lo usual. Darko nunca demuestra más de lo mínimo que siente y hoy les ha hecho saber a todos que Macarena es más importante en su vida.