—¡Desalojo inmediato! —ordena Nicolay con voz cortante mientras avanza hacia el ala norte luego de dejar a Emily —. Que bajen todos al refugio subterráneo. ¡Ahora!
Samvel ya se mueve como mente maestra con el plan trazado y Egor como estratega coordina con los guardias. Camille, firme como una estatua, permanece en el vestíbulo, con el arma en la mano y los ojos clavados en la entrada principal.
—Yo me quedo —dice sin titubear, con la voz ronca, deseosa de sangre —. No pienso esconderme mientras nos cazan.
—Lo sé —responde Egor sin mirarla, pero su tono lleva respeto —. Pero dudo que el Boss quiera que te quedes aquí corriendo peligro.
—Tengo un arma Egor, sabes que me puedo defender.
—De eso no tenemos dudas cariño, pero sabes como es Nicolay de protector —ella asiente, guarda el arma y se dispone a bajar.
Los pasillos se llenan de pasos, de gritos, de órdenes. La familia de Emily se encuentra a salvo escoltada por dos hombres armados. Becky llora, aferrada al brazo de Alex. La señor