El rugido lejano del motor del todoterreno blindado que transportaba a Nicolay Romanov rompe el viento desde el muelle privado. El primer vehículo avanza con seguridad. Dentro, Nicolay viaja en silencio, acompañado por dos hombres armados y un conductor que viaja en silencio mientras los otros tres revisan su armamento. En el segundo auto, Dimitri —mano derecha de Darko Romanov— revisaba los alrededores con su mirada de halcón. Egor y Samvel monitoreaban desde la mansión, reforzando la seguridad tras el último ataque. Nicolay lo sabía. Y también sabía que el rastreador en el cargamento de Kapoor ya estaba activo porque él mismo lo había corroborado. El plan estaba en marcha.
—Egor, Samvel informen.
—Boss, el paquete fue entregado en la mañana. Hubo movimiento de inmediato —informa Egor por el interfono según el informante de uno de sus hombres —. Mi informante no sabe cuándo, pero habrá respuesta.
—Entendido, todos alerta. Irá por Rixio y lo estaremos esperando.
El teléfono vibró. Nic