El espejo le devuelve la imagen de una mujer cansada, asustada y con mucho sueno. La noche anterior fue una locura. Se sintió aterrada. Asustada. En un shock obligatorio al ver las pistolas, los hombres caer y, sobre todo, las balas. Es enemiga de la violencia, aunque pueda defenderse de una arpía como Peta. Esta mañana la miraba como si quisiera asesinarla, no hará comentarios, pero se defenderá, se lo debe a sus hermanos. A su padre aun cuando no lo merece. Nadie y eso está decidido. Nadie va a matarle mientras se encuentre dentro de esta casa.
No le agrada para nada estar entre las garras de ese mafioso que ha despertado algo, mínimo, pero algo al fin en ella.
Toma una bocanada de aire, necesita toda la fuerza del mundo entero para enfrentarse a Nicolay Romanov y su atractivo peligroso y letal.
Escoge un vestido color beige para bajar las vibras. Las malas, las buenas, las sexuales. Esto se lo dijo una cliente en el hotel. Escoge sandalias beige para verse angelical y no despertar