En la clínica Lyra ya tenía la Flor de Lune en sus manos, Helena se la había dado sin problema a Elia, al final su plan funcionó mejor de lo esperaba. Cuando Helena pidió ver a la persona que iba a sanar con la flor, Lyra aceptó llevarla, sabía que se iba a conmover con ver a la pequeña e indefensa niña en la camilla, fue más sencillo cuando se dio cuenta que Jennek la conocía, se veían muy cercanos aunque tensos, seguramente habían sido amigos desde antes, después de todo Helena había crecido en la manada Norte.
Miró la Flor. El tallo aún conservaba un aroma dulce, y las hojas parecían palpitar suavemente, como si guardaran en ellas un rastro de magia antigua. No era momento de empezar a pensar en cómo Helena podía ser mejor Luna que ella. Helena no era una curandera, ella sí y ahora necesitaba hacer su trabajo.
—Ragnar, ¿podrías traerme el libro viejo que está encima del mueble aéreo? —le pidió. Su estatura era perfecta y podría alcanzarlo sin dificultad, al menos no como ella qu