—Esto es una mala idea, Alfa —murmuró Nolan —. Helena planea algo y sea lo que sea, no es nada bueno. Es muy astuta cuando se lo propone.
—Lyra sabe lo que hace y si Helena quiere hacer algo en la clínica le cortaré el cuello.
Nolan se sorprendió por la respuesta decidida de Ragnar.
—¿Lo hará?
—Si no lo hace Lyra antes —aclaró Ragnar.
Ambos vieron al frente, iba Lyra con Helena a su lado caminó hacía la clínica.
Ragnar iba unos pasos detrás, observando con atención. Notaba cómo la loba de Lyra, que antes parecía dormida, ahora se asomaba en cada gesto. Esa seguridad en sus movimientos, la firmeza con la que hablaba y la forma en que sintieron su aura en el refugió. Si Ragnar no hubiera llegado a tiempo hubieran tenido serios problemas con la furia de la loba dorada.
Lyra, no era la misma chica frágil que conoció en la manada del Oeste. Había crecido, y él lo sabía.
Al cruzar la puerta, el aire cambió. Helena que sujetaba la flor con firmeza sintió algo en su olfato, un olor p