El aire del valle era denso, cargado de un silencio que no pertenecía al mundo de los vivos. Ragnar podía sentirlo en la piel, en los huesos, en la respiración contenida de los guerreros que custodiaban el círculo de piedra donde los ancestros aguardaban. Habían pasado años desde la última vez que estuvo allí… y aún recordaba la sangre sobre ese lugar.
Dean caminaba unos pasos detrás de él, atento, con el cuerpo en tensión y el instinto alerta. No habían encontrado a Lyra a pesar de lo mucho que la buscaron. Ragnar podría estar inquieto, no estar concentrado por la situación, no le gustaba la forma en que iban las cosas y estaba seguro que Bertulf tenía que ver en eso.
Dean observó a Ragnar y recordó a Bertulf, sabía que aquel duelo no era solo un enfrentamiento por poder, sino un juicio de los dioses antiguos. Ragnar respiró hondo. Su marca ardió bajo la piel, esa línea de energía viva que lo unía a Lyra. Ella estaba lejos y no tenía la menos idea de dónde se encontraba, pero su pre