Sena fue hacía el lugar donde se encontraba la llave de la celda y luego fue hacia la puerta, Lyra la mirada sin entender lo que estaba haciendo, y no lo hizo hasta que se dio cuenta que abrió la celda y en sus manos tenía un arma.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó.
—Lo que tengo que hacer —respondió Sena con calma, mientras avanzaba —. Le dí a Bertulf la posición de Alfa en la manada Sur porque me prometió que te cazaría y te mataría, pero es obvio que no lo hará, así que me tengo que encargar yo misma.
Lyra no apartó la mirada del arma en sus manos.
—Sena, nunca fue mi intención hacerte daño.
—¡Pero lo sabías! —exclamó Sena —. Sabías que mi manada estaba acabada y luego encerraste a Sierra en esa celda, era mi única familia.
—No fue mi decisión, ella tomó sus propias decisiones.
—¡Tonterías! —movió las manos junto con el arma —. Podías haberla ayudado, habían otros caminos, pero eso no te importaba, solo pensaste en tí, en tu venganza contra esos vampiros, en tu querido Ragna