La tensión y el cansancio pesaba en el ambiente, habían pasado el día caminando y aparte la pelea con el ogro fue demasiado, aunque intentaban relajarse, estar al aire libre era demasiada tensión.
Helena había ido por leña mientras que Nolan preparaba el campamento tratando de dejar a Sena descansar, ella era quien se encontraba más agotada debido a la pelea anterior.
Lyra, con el corazón todavía encogido por la impotencia, se apartó unos pasos del grupo. Sentía el peso de su propia inutilidad; no había podido hacer nada cuando el ogro los atacó. Su cuerpo se paralizó por completo, su mente tampoco funcionó. Siempre supo que era ineficiente, pero esto ya la catalogaba dentro de lo inútil.
Se agachó junto a su mochila y comenzó a revisar sus cosas, fingiendo pasar la lista de sus utensilios, pero en realidad sólo necesitaba un momento lejos de las miradas de los demás.
—¿Todo bien? —preguntó la voz suave de Sena.
Lyra levantó la vista y vio que la joven se acercaba, con una ligera