La orden de Nolan fue clara y cortante.
Nadie discutió. Estaban demasiado cerca de la manada como para arriesgarse a un enfrentamiento directo. Correr hacia el territorio de los lobos era lo más sensato, allí tendrían refuerzos, seguridad… y quizá una oportunidad real.
Los árboles se agitaron y la ráfaga de aire frio penetró su piel, Lyra sintió el corazón golpearle contra el pecho, sus piernas se paralizaron un segundo… “vampiros”. Otra vez eran ellos, los mismos que le han destruido la vida.
—Vamos.
Sintió la mano de Sena y eso la hizo moverse, las pisadas resonaban en el suelo húmedo, iban por el bosque a toda velocidad. Podía escuchar el repiqueteo irregular de los pasos de los vampiros detrás de ellos, veloces y persistentes, como sombras hambrientas que no soltaban a su presa.
—¡Más rápido! —bramó Sena, adelantándose un par de metros.
Pero no importaba cuánto acelerarán, los vampiros eran más rápidos y ágiles, moviendose entre las copas de los árboles. Una silueta oscura pasó j