El amanecer apenas se notaba sobre los límites del bosque cuando Ragnar se preparó para salir. Miro a Lyra que aún dormía, no tenía intenciones de levantarla, podía mentir diciendo que iría a trabajar, pero no sabía si era capaz de ocultarle algo más, ya eran demasiados secretos entre ellos. Salió de la casa sigiloso. Había pasado gran parte de la noche en vela, repasando cada palabra que había dicho el mensajero, el trato debía cumplirse, ese acuerdo que hizo antes de que Lyra cambiará totalmente su perspectiva contra esos chupasangre. Sí, él aún los odiaba, pero había que admitir que verlos en los límites tan vulnerables y casi humanos lo hizo dudar, no podría acabar con la vida de ninguno, especialmente de los niños que parecían bastante normales… no era un monstruo.
Sin embargo, aunque pensó que nadie se dio cuenta, se equivocó, sí había alguien que lo notó.
Desde la distancia, Elijah observó al Alfa cruzar los límites de la manada, por su forma de andar y la hora le pareció sos