—¿Quieres que me mueva? —Hace descender su boca hasta la mía—. Dime qué es lo que quieres, nena.
—A ti. Sea como sea.
—Pues será con un amor incontrolable hacia ti. ¿Te parece bien?
Me parece perfecto. En lugar de responderle, lo beso, pero él se aparta con los ojos cargados de deseo y espera una respuesta verbal.
—Me parece perfecto —digo con un suspiro silencioso, sintiendo que probablemente acabo de autorizar que se vuelva dominante. No obstante, es verdad, me parece perfecto.
—Me alegro. —Menea las caderas hacia arriba dejándome sin aliento y tensando los músculos del cuello—. Siento tanto placer estando contigo que no sé cómo he podido sobrevivir sin esto. Existía, Addison. Pero no vivía. —Se retira poco a poco y gira a hundirse en mí sin prisa. Pega los labios a mi boca y atrapa mi pequeño grito, mezcla de placer y de frío, cuando otra ola vuelve a sorprenderme—. Ahora estoy vivo. Y es sólo por ti.
—Lo entiendo —digo pegada a su boca, anticipándome a su siguiente pregunta—. Enti