No se me va de la cabeza. Estoy haciendo lo posible por ponerlo en segundo plano, pero cuando entramos en el Baroque y la primera persona a la que veo es Jay, el portero, me rindo. Me frunce el ceño al pasar y deja de hablar con el otro portero, pero yo me dirijo al bar sin decirle nada al cabeza rapada, que evidentemente siente curiosidad.
—¿Vino? —pregunta Lucas abriéndose paso hacia la barra.
—Sí, por favor. —Escaneo nuestro garito preferido y no tardo en ver a Erick y a Victoria. Ni siquiera me siento mal por la decepción que me invade al verlos aquí. Le doy a Lucas un golpecito en el hombro y él se gira—. ¿Sabías que iban a estar aquí?
—¿Quiénes? —me pregunta.
Señalo con la cabeza a mi amigo gay y a mi colega insolente y un poco tonta. Están bailando. No tienen ni idea de lo que está ocurriendo en mi vida.
—Barbie y Kent —respondo secamente.
Él pone los ojos en blanco, no los había visto.
—¡Me encanta ese vestido! —canturrea Erick acariciándome la cintura.
Miro el vestido ajustad