—¿Cómo está la muchacha? —La voz grave de Mark está cerca.
—¿A ti qué coño te parece? Toma una sábana de algodón del cuarto de la limpieza.
Mark no responde a la brusquedad de Nick.
—Nick, ¿hay algo que pueda hacer?
Es una voz femenina muy asustada, y sus tacones golpean el suelo del salón de verano mientras intenta seguir el ritmo apresurado de Nick.
—No, Natasha —responde secamente. Ni siquiera tengo fuerzas para levantar la cabeza y mirarla mal. ¿Cómo que si hay algo que pueda hacer? ¿Como qué? ¿Follárselo otra vez?
—¿Addison? —El tono asustado de Lucas inunda mis oídos—. ¡Joder! Pero ¿qué has hecho, inconsciente?
—Voy a llevarla a casa. —Nick no se detiene por nadie, ni siquiera por Lucas—. Está bien. Te llamaré.
—¡Nick, está sangrando!
—¡Joder, Lucas, ya lo sé! —Siento que su pecho se eleva debajo de mí—. Te llamaré —lo tranquiliza, y ya no giro a oírlo, pero sí que oigo cómo Derek intenta calmarlo con su tono alegre de siempre teñido de preocupación.
Sé