Empiezo a planteármelo. Me lo imagino perfectamente, y no me extraña que las mujeres estuvieran dispuestas a satisfacerlo. Siguen estándolo. ¡Sólo hay que verlo!
—¿Te refieres a las incursiones sexuaIes? —susurro. ¿De verdad quiero saber esto?
Suspira.
—Sí, a las incursiones, pero todo eso ha quedado atrás. —Se inclina hacia adelante con una mueca de dolor—. Ahora en mi vida sólo estás tú.
—¿Bebías y follabas?
—Sí, como te he dicho, la bebida y el sexo van de la mano. Ven aquí, por favor. —Extiende el brazo sobre la gran mesa que separa los dos sofás, pero yo me aparto. Deja caer la mano y mira al suelo.
Continúo sin entenderlo. Eso sigue sin explicar por qué ha aceptado que Lily lo azote.
—Entonces ¿no has bebido porque habrías querido follar? —Debo de tener la frente como un mapa de carreteras, porque estoy totalmente confundida.
—No me fío de mí mismo cuando bebo, Addison.
—¿Porque crees que saltarás sobre la mujer que tengas más a mano?
Ríe nervioso y se pasa