Antes de que me dé tiempo a declarar mis intenciones de ir a buscar a Nick para pedirle explicaciones, él entra en los servicios como un toro presa del pánico. En cuanto me ve me doy cuenta de que su mirada perdida ha desaparecido. Tiene el pecho húmedo y el cabello cenizo oscurecido por el sudor. La mirada de Lucas oscila entre ambos mientras evalúa la situación.
Nick se acerca a mí, y no hago ningún intento por evitar que haga lo que sé que va a hacer. Se agacha, me toma en brazos y sale del servicio en dirección a su despacho. Mantiene la mirada fija hacia adelante mientras avanza con determinación. Atraviesa de nuevo el salón de verano bajo la atenta mirada de algunos de los socios, que siguen revoloteando y disfrutando del espectáculo. Soy consciente de los cuchicheos y de cómo nos señalan, y las lágrimas invaden mis ojos y empiezan a descender por mis mejillas. Estoy rota de dolor, siento angustia y tengo el corazón hecho pedazos.
Cierra la puerta de su despacho