—Supongo que no. —Me encojo de hombros y miro el bar—. ¿Dónde está todo el mundo?
Se pone de pie y coloca la mano en mi muslo.
—Cerramos el día de nuestro aniversario. Hay muchas cosas que preparar. —Me besa en la frente y toma su botella de agua—. ¿Mark?
—Cuando quieras —responde él.
Me aparta el pelo de la cara.
—Volveré tan pronto como pueda. ¿Seguro que aquí estarás bien?
—Estoy bien —respondo, haciéndole un gesto para que se vaya.
Me dejan en el bar rodeada por del caos del personal. Están todos abrillantando las copas como locos y reponiendo los contenidos de las neveras. Siento que debería echar una mano, pero en ese momento suena mi teléfono en el bolso y lo saco. Aparece el nombre de Ruth Quinn en la pantalla iluminada. Debería pasar de contestar, es mi día libre, pero ésta podría ser la oportunidad para cancelar lo de ir de copas con ella.
—Hola, Ruth.
—Addison, ¿cómo estás?
Suena amistosa, demasiado amistosa.
—Bien, ¿y tú?
—Genial. Recibí el borrador de tu